jueves, 17 de enero de 2013


BODHIDHARMA

(Sánscrito: chino, pinyin: Pútídámó o simplemente Dámó; Wade-Giles Tamo; japonés, Daruma).
Proveniente del Sur de la India llegó a China bajo el reino del emperador Wu del Liang (502-549 d.C).           

BIOGRAFÍA

Antes de llegar a China, Da Mo (Bodhidharma, monje de origen indio vigésimo octavo patriarca del budismo) ya había realizado tres periodos de meditación intensa.

En un tiempo en el cual el budismo estaba atravesando un periodo de rápido crecimiento, el abad mayor puso un cartel en la puerta principal del monasterio convocando a monjes para ir a China a transmitir el budismo; muchos monjes y discípulos leyeron el anuncio, pero ninguno se ofreció como voluntario. Da Mo miro el aviso y lo arrancó en seco, por lo que fue llevado con el abad mayor quien secamente le dijo:  

"El peso de esta tarea es más grande que una montaña ¿Podrás cargarlo?"
A lo que Da Mo respondió: "Serviré al Buda con todo mi corazón".
           
El Abad continuo:   "¿Y si fallaras?" Da Mo contesto:           

"De acuerdo a nuestras reglas seré castigado a que mi cuerpo sea aplastado sin remordimientos"  .

Después de escuchar sus respuestas y ver la determinación de su espíritu, el abad permitió a Da Mo viajar a China con el Budismo.   

Al llegar a China, Da Mo pasó por Guang zhou (Cantón) y después fue a Nanjing (Colina Dorada). Da Mo después de un tiempo decidió dirigirse hacia el norte para encontrar un lugar donde establecerse y comenzar a transmitir su enseñanza. El día que decidió dejar Nanjing y cruzar el río Changjiang (Yangtze o río Azul) para dirigirse al norte, las personas del lugar hicieron, deliberadamente, zarpar todas las naves con la intención de poner a prueba al monje extranjero. Cuando Da Mo llego al río y observo que no había un solo bote disponible, pero que ambos lados del río se había reunido gran cantidad de personas que habían venido a verlo cruzar. Da Mo intuyendo lo qué estaba pasando miró a su alrededor y vio a una anciana que sostenía un junco; Da Mo se acerco a ella y juntando sus manos se inclinó en señal de reverencia y pidió prestado el junco a la señora explicándole que deseaba cruzar el río de 400 metros de ancho. Cuando la mujer le dio la caña Da Mo camino hasta la orilla y colocó el junco en las aguas del Chang jiang, puso sus manos juntas, su mente en calma y su mirada dentro de sí, colocó ambos pies en el junco y comenzó a cruzar el enorme río impulsado suavemente por la brisa del sudeste mientras hacia una reverencia despidiéndose de la anciana.          

Hoy construida frente al salón de los héroes enjoyados hay una tablilla de piedra en la cual está grabada la figura de un monje; tiene cejas pobladas, ojos grandes, pómulos prominentes, cara afilada, con barba y bigote poblados, grandes aretes en sus oídos, y sus pies descalzos apoyados en un junco, mientras cruza un río.       

Al llegar a Song shan (la montaña central de China) Da Mo se estableció en Shaolin para iniciar con su enseñanza. Hacia el norte del monasterio a medio camino hacia la montaña de los cinco animales, hay una pequeña cueva, del tamaño de un cuarto pequeño, la cual mira directamente hacia el sol. Al inicio de su vida en Shaolin, Da Mo solía escalar la montaña durante el día y sentarse en la cueva frente a la pared en estado de chana (meditación chan) y durante las tardes bajaba al monasterio a platicar de budismo con los otros monjes. Pero después de un tiempo ya no bajo al monasterio, si no que se quedó sentado frente a la pared, concentrado en lo fundamental. Así pasaron los años, y cuando se cansaba se ponía de pie, y comenzaba a hacer ejercicios, algunos imitando a los movimientos y estrategias de defensa de los animales que observaba a su alrededor, desarrollando lo que después se conocería como Gong Fu Shaolin (mal traducido en occidente como Kung Fu Shaolin); una vez que el entumecimiento había desaparecido, volvía a la cueva, se sentaba, se deshacía de todo pensamiento y guardaba silencio. 

Un hombre puede tolerar meditar durante primavera y otoño, pero en verano, cuando enjambres de mosquitos y todo tipo de insectos lo devoran se convierte en algo intolerable. Había años en los que la cara de Da Mo tenía tantas picaduras que se veía hinchada y deforme; pero él se mantenía inalterable, inmerso en su silencio. La región de Shaolin es muy montañosa, rodeada por valles profundos; en el invierno se pueden escuchar lobos, tigres y panteras. En una ocasión un joven monje subió a la cueva para llevarle algo de comida a Da Mo y encontró a un lobo que apoyando sus patas en los hombros de Da Mo acercaba su hocico jadeante al cuello del maestro; el joven monje grito con todas sus fuerzas, el lobo aulló y salió corriendo mientras Da Mo seguía inmutable. Durante un invierno ventoso y seco, durante el cual el helado aire del norte soplaba por toda la montaña y ni nieve ni lluvia habían caído; el pasto seco prendió en llamas y en poco tiempo toda la montaña estaba envuelta en fuego. Desde el monasterio todos podían ver como el fuego había llegado a la entrada de la cueva, así que varios monjes subieron entre las llamas batallando con el fuerte viento; pero al llegar a la cueva encontraron a Da Mo de cara a la piedra sin señal de movimiento alguno.

Da Mo medito durante un total de nueve años. Se dice que después de tres mil días mirando la pared su sombra se marcó en la piedra y en esta se puede ver a la figura de un hombre sentado con las piernas cruzadas y las manos al frente juntas en meditación. Después de nueve años de meditación en el lugar la gente comenzó a llamar a la cueva "la cueva de Da Mo". Hoy en día la cueva se puede visitar en el interior del monasterio Shaolin, y frente a esta se encuentra un arco de piedra en el que en su lado sur se encuentran grabadas las palabras "Mo Xuan Chu" - "El lugar de profundo silencio" frase compuesta por Hu Bin, un oficial del gobierno que vivió durante la dinastía Song; y en el lado norte están grabadas las palabras "Dong Lai Zhao Ji" "La marca del principio del este" escritas por Jin Xi de Yandu, durante la dinastía Ming. Afuera de la cueva, en la pared oeste está escrito un poema de cuatro versos escrito durante la dinastía Ming por Su Min wang de Changdan que dice:

'"¿Quién puede dominar la gran sabiduría del oeste?          

Nueve años de entrenamiento en la montaña de cinco animales.
Si el verdadero entendimiento se puede alcanzar en el mundo de los hombres.

Entonces es Da Mo quien ha alcanzado ese fin."     

En sus últimos años a pesar de estar enfermo visito el monasterio de Qian wang en LUOYANG para realizar una ceremonia budista. Cuando Da Mo dejo este mundo, los otros monjes en el monasterio Shaolin, como una manera de recordarlo retiraron la piedra de la pared donde solía meditar. Esta roca ahora se encuentra dentro del monasterio para que todos puedan admirarla. El famoso poeta XiaoYuanji, compuso, en memoria de la piedra, un poema que dice:

"Una piedra en Shaolin, todos dicen que es un hombre.     

Claramente es un hombre, claramente es una piedra.         
¿Qué piedra? La piedra de meditación.
¿Qué hombre? El hombre meditativo.   
El Buda meditativo, hijo de un rey, sentado por nueve años.          
Hecho del buda, un cuerpo vacío, el cuerpo impreso en el espíritu de la roca.   

La forma de la roca por siempre controlando el destino de la escuela Shaolin. "


Leyendas de Bodhidharma
Al entrar a China, Bodidharma llevaba uno de sus zapatos sobre la cabeza. El emperador había venido a recibirlo. Se sintió incómodo: ¿Qué clase de hombre era éste? Había estado esperando tanto, mientras pensaba: “viene un gran hombre sagrado, un gran santo y sabio.” ¡Y ahora este hombre se porta como un payaso! El emperador se sentía incómodo y molesto. Y en la primera oportunidad que tuvo, le preguntó a Bodhidharma:
"¿Qué estás haciendo? La gente se ríe, y también se ríe de mí por haber venido a recibirte. Y el modo en que te comportas no es manera de comportarse. ¡Deberías actuar como un santo!"
Bodhidharma le respondió: "Sólo aquellos que no son santos se comportan como tales. Yo soy un santo. Únicamente quienes no son santos se comportan como tales."
El emperador dijo: "No puedo entender por qué llevas un zapato en la cabeza. Pareces un payaso."
Replicó Bodhidharma: "Sí, porque lo que se puede ver es siempre una payasada. Sólo lo invisible…Verte aquí parado como un emperador, ataviado con una vestimenta especial, coronado, es payasesco. Sólo para decirte eso llevaba mi zapato en la cabeza. Todo esto no es más que actuación y payasada. Lo real no está allí en la periferia. Mírame a mí, no mires mi cuerpo. Es muy simbólico que lleve un zapato sobre la cabeza. Yo digo que, en la vida, nada es sagrado ni profano. Hasta un zapato es tan sagrado como tu cabeza. Llevo este zapato como un símbolo."
Se dice que el emperador se impresionó, pero dijo: "¡Eres demasiado! Sólo quería preguntarte una cosa: ¿Cómo poner en calma mi mente? ¡Estoy tan impaciente, perturbado e intranquilo!"
Dijo Bodhidharma: "Ven aquí a las cuatro de la mañana y trae contigo tu mente. Yo te la calmaré."
El emperador no lo podía seguir. Comenzó a pensar: “¿Qué quiere decir este hombre con esto de que lleve conmigo mi mente?” Cuando estaba bajando los escalones del templo en el que estaba Bodhidharma, éste le repitió: Recuerda, no vengas solo. Si no, ¿a quién voy a calmar? Trae la mente contigo. Ven a las cuatro en punto, y solo: sin guardias ni compañía."
El emperador no pudo dormir en toda la noche. Pensaba: “este hombre parece un poco loco. Cuando esté allí, evidentemente, mi mente estará conmigo. Entonces, ¿qué es esa insistencia de que lleve conmigo la mente?” Por momentos, pensaba: “Es mejor no ir, porque ¿Quién sabe? Este hombre, a solas, puede empezar a pegarme o algo. No puedes creer…Y este hombre es imprevisible”.
Pero finalmente decidió ir, por que el hombre ejercía un verdadero magnetismo. Tenía algo en la mirada, un fuego que no pertenece a esta tierra. Tenía algo en su aliento, un silencio que viene de más allá. Entonces, el emperador vino como hipnotizado, y lo primero que Bodhidharma le preguntó fue:
"Bien, viniste. ¿Dónde está tu mente?" Mientras estaba allí sentado con un gran bastón.
El emperador dijo: "Pero si yo vine, mi mente vino conmigo. Está dentro de mí, no es como un objeto que puedo transportar."
Entonces replicó Bodhidharma: "Bien, crees que la mente está en tu interior. Entonces siéntate, cierra los ojos y trata de averiguar dónde está. Sólo indícamelo y te la acomodaré. Con este bastón que tengo aquí, haré que tu mente se quede callada. No te preocupes."
El emperador cerró los ojos y trató de buscar, Bodhidharma se sentó justo frente a él. Lo intentó, y volvió a intentarlo y su rostro permanecía totalmente quieto.
Entonces abrió los ojos y Bodhidharma, sentado allí, le preguntó: "¿Pudiste encontrarla?"
El emperador sonrió y dijo: "La has acomodado porque, cuanto más trato de encontrarla, más siento que no está allí. Era solo una sombra, que estaba allí porque yo nunca había incursionado por dentro. Era solo mi ausencia. Me hice presente en el interior y desapareció."
Otro encuentro, otra leyenda
El emperador hizo venir a Bodhidharma a su corte y le dijo: “Desde que soy emperador he construido muchos templos, he copiado sutras, he ayudado a un número incalculable de monjes. Sin duda tendré muchos meritos en el futuro. ¿Cuales puedo esperar?"
- "Ningún merito", respondió Bodhidharma
- "¿Por qué?" Replico el emperador.
- "Los meritos de sus servicios son ínfimos en este mundo y serán fuente de ilusiones y de deseos. Es como perseguir una sombra."
- "Entonces, ¿qué es un verdadero, un auténtico mérito?" Preguntó el emperador.
- "La pura sabiduría es maravillosa y perfecta en su realización. Su substancia es vacuidad, apacible en sí. Por eso estos méritos no pueden obtenerse con los medios de este mundo."
- "¿Cuál es la santa verdad?" Volvió a preguntar el emperador.
- "Por encima de la santidad, un vacío insondable y nada sagrado. Un cielo inmaculado en el que no se distingue la verdad ni la ilusión” contestó Bodhidharma.
El emperador quedó impresionado y le miró diciendo:
- “Quien es el que está ante mi?"
- "No sé” contestó el.
El emperador no entendió el mensaje de Bodhidharma, y finalmente lo hechó. Bodhidharma se fue a la otra orilla del río Yan-tse y, después de algunas peripecias se retiró al templo Shao-lín. Allí practicó zazen de cara a la pared durante nueve años. Esto desorientaba a todos los que le veían y se le llamó “el monje contemplador de la pared”.
Los monjes habían practicado prolongados retiros de meditación que los había hecho espiritualmente fuertes pero físicamente débiles. Bodidharma observó que su método de meditación causaba sueño entre los monjes. Bodidharma informó a los monjes que enseñaría a sus cuerpos y mentes el dharma del Buda en un programa de dos partes: meditación y entrenamiento físico.
Enseñanza de Bodhidharma
Las biografías antes mencionadas sólo dicen que Bodhidharma enseñó «Contemplación de la pared» y las cuatro prácticas descritas en la Meditación de los Cuatro Actos.
Estas escuetas referencias pueden extenderse y fundamentarse otra vez en lo que afirma H.P. Blavatsky cuando habla de la Doctrina del Ojo y la Doctrina del Corazón. La denominada Doctrina del Ojo, es la contenida en las escrituras exotéricas y difundidas en un cuerpo religioso principalmente hacia el sur de la India y cobijada en el Hinayana. La enseñanza esotérica o Doctrina del Corazón sería la base del Mahayana, extendida hacia el norte y refugiada en el Tíbet y China, primero a través de Nagarjuna y Aryasangha y continuada de un modo estrictamente ordenado de Patriarca a Patriarca por lo menos hasta la época de Bodhidharma. Este, dice Blavatsky, es, junto con Nagarjuna, un reformador y autor de las obras más importantes de la escuela china de contemplación (Dan o Ch’ang de Dhyana).
Agreguemos además algunas referencias de la historia de Hui-k’o, sucesor de Bodhidharma. En el 534 el emperador Hsiao-wu muere asesinado y el reino norteño de Wu se dividió en dos dinastías Wei. A consecuencia de continuos ataques a la ciudad de Loyang, Hui-k’o se refugió probablemente en Wei oriental debido a que los gobernantes eran budistas y acogieron a todos los monjes que huían del conflicto. En la capital, Yeh, conoce a T’an Lin, erudito budista que traducía y prologaba sutras. Este encuentro despierta el interés de T’an Lin por las enseñanzas y escribe un prefacio a la Meditación de los Cuatro Actos. Hasta ahí la historia recoge datos sobre Bodhidharma.
Aunque el Maestro había sido antecedido por otros eminentes budistas de las escuelas contemplativas, la aparición fugaz y oscura de Bodhidharma provocó un increíble impacto. Si entendemos que sólo un discípulo es el depositario de tan extraordinaria revolución espiritual, no podemos explicarnos su difusión y enorme prestigio. No sabemos nada más, por razones obvias, acerca del trabajo de Bodhidharma y sus cinco ramas esotéricas, probablemente el verdadero fundamento de tal impacto, pero al parecer nos han quedado claros ejemplos de su enseñanza más popular, y siempre dentro de la línea contemplativa, el Zen.
Existen buenas razones para creer que los antecedentes contemplativos de Bodhidharma transmitieron los principios fundamentales del Sunyata, o «contemplación de la vacuidad del mundo», que enseña el Mahayana y que deriva en el Wu-wei-che-jen o estado de «verdadero hombre sin posición», el estado de Budha; pero se los suele simbolizar en el cojín de la meditación o las prácticas relacionadas con el Tantrismo que dieron origen a escuelas chinas y japonesas de Budismo. Sin embargo Bodhidharma lleva su enseñanza de la mano de la espada que Prajnatara -según cuenta la leyenda- le entregó junto con la doctrina, para cortar firmemente las ligaduras con el mundo y no remitirse a una purificación de la mente en una simple internalización que se asemeja más al Hinayana.
No abandona los sutras, y de hecho vuelve a ellos sin cesar, pero su transmisión es eminentemente práctica y está claramente orientada a la salvación del mundo, o sea es en esencia Doctrina del Corazón. En los cuatro sermones ya mencionados, y de los cuales se tienen versiones ahora muy antiguas, pues a principios de siglo se hallaron miles de manuscritos budistas de los siglos VII y VIII, época T’ang, en las Grutas de Tuhuang en China, que han sido trabajados y traducidos, se encuentran contenidas las enseñanzas recopiladas de Bodhidharma; las menciones a sutras son principalmente del Nirvana, Avatamsaka y Vimalakirti.
La Meditación sobre los Cuatro Actos
Este sermón describe brevemente la entrada al Camino a través de la razón (contemplación) y la práctica. La razón dice: «…significa comprender la esencia mediante la instrucción (la necesidad de un Maestro) y creer que todos los seres vivos comparten la misma naturaleza…», abandonando la ilusión, entrando en comunión con la cadena humana. Las cuatro prácticas son: sufrir la injusticia, o aceptación del Karma; adaptarse a los condicionamientos de la existencia; no buscar nada o matar el deseo; y practicar el Dharma. Las Cuatro Nobles Verdades.

El Tratado sobre el Linaje de la Fe
Propone que la búsqueda del Buda más allá de la Mente, como Yo real, es absurdo, y sostiene la perfecta identidad del Ser Interno o Propia Naturaleza con el Buda. Además hace hincapié en la inutilidad de las buenas obras y el mérito o el apego a la doctrina y la recitación de los sutras, frente al desvelamiento de la propia Naturaleza, como única vía de Iluminación.

El Sermón del Despertar
Este texto habla sobre la naturaleza del Nirvana o del estado de Iluminación que adviene tras el desapego total de las apariencias de este mundo, que generan en nosotros la sensación de lo agradable y lo desagradable, mediante lo cual se condiciona el Karma. Menciona aquí el vocablo Zen y lo define como un estado de vida en que se permanece inalterable, descondicionado y despierto, pero a la vez entregado a la caridad sin ningún tipo de pesar y renunciando a los frutos de dicho estado. El origen del sufrimiento es el mismo que el del Nirvana, por lo tanto se agota el sufrimiento en su vacío. Existe un necesario encadenamiento entre los Budas y los mortales cuando dice: «Los mortales liberan a los Budas y los Budas liberan a los mortales».

El Sermón de la Contemplación de la Mente
En la mente se encuentra la raíz de todas las cosas. El Sutra del Nirvana dice: «Todos los mortales cuentan con naturaleza búdica. Pero se halla cubierta con la oscuridad de la que no pueden escapar. Nuestra naturaleza Búdica es conocimiento: conocer y hacer que otros conozcan a otros. Realizar el conocimiento es la liberación». O sea, la contemplación de la mente es conocimiento. Conocimiento es ayudar a otros al propio conocimiento. La realización total del conocimiento es la liberación de todos los mortales.
Tres venenos infunden la muerte y la perdición: el odio, la codicia y la ilusión. El Camino Moral, la Meditación y la Iluminación son las vías para contrarrestarlos. Esto se ve mejor explicado en las seis Paramitas o Caridad, Moralidad, Paciencia, Devoción, Meditación y Sabiduría. Explica que las referencias a las obras meritorias como la construcción de monasterios, la recitación de los sutras, la prescripción de alimentos o las purificaciones, son el símbolo de prácticas internas que tienen que ver con la localización de determinados motores ocultos en la naturaleza humana, por lo tanto valorizar el contenido de las obras sin las prácticas discipulares es caer en la ilusión y atenerse a las consecuencias kármicas de lo bueno y lo malo.

Como vemos, estos sermones se encuentran plenamente imbuidos de la doctrina Mahayánica de la compasión hacia todos los seres y el necesario encadenamiento de sabios y mortales para liberar a toda la Humanidad.
Es la genuina enseñanza de los Maestros de Sabiduría que floreció de modo extraordinario en la oculta Transmisión de la Ley de un monje que vino del oeste para traer el Zen y algo más.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

felicidades sensei, es una alegria saber de usted y decirle que es un honor haber entrenado con un maestro kumitero cien por ciento y haber absorbido sus enseñansas,guardo grandes recuerdos,saludos VICTOR DIAZ